miércoles, 8 de abril de 2009

El León

"...un día despertó enfurecido, intolerante, rabioso, no podía más, había recordado en sueños el cobarde ataque del puma..."

Arequipa-Perú
ROAZ/Blogs.

Grrrraaaaaaaaahhhhhrr… en medio de la noche se escuchó el rugido del rey de la selva tras sentir como se incrustaban en su yugular los colmillos de un envidioso puma que codiciaba sus dominios, y que sabía que sólo a traición podría vencerlo.

Recostado en su lecho permanecía el feroz felino, desangrándose, herido de muerte, sentía que el frío nocturno se incrustaba en su piel e ingresaba poco a poco a su cuerpo, ya sin ánimos de seguir luchando se dejó morir, cerró sus ojos vencido por el peso de los parpados y perdió el sentido.

Sin esperarlo un científico que estudiaba el comportamiento de los animales salvajes lo halló, y antes que diera el último suspiro, logró salvarlo, curó sus heridas, el melenudo gatuno permaneció inconsciente más de una semana a causa de la pérdida de sangre.

En esos días el científico aprovecho para llevarlo a un centro de recuperación animal, el cual no estaba preparado para albergar a tan grande felino, por lo que luego de varias horas de discusión decidieron ponerlo en la jaula de los monos ya que por su debilidad no representaría ningún peligro para ellos.

Tras recuperar la consciencia el león se vio encerrado y rodeado de los primates quienes lo observaban fijamente, de acuerdo a lo pronosticado el león no pudo hacer nada más que sentirse frustrado ante la ausencia de fuerzas para cazar el alimento que estaba frente a él, solo se alimentaba con la carne de animales muertos que los guardianes del albergue le proporcionaban, el león se recuperó, pero la depresión a causa de su encierro le quitaba día a día las fuerzas, perdió el sentido y su ferocidad, al cabo de unas semanas el león estaba adquiriendo los hábitos de los monos con los que fue encerrado, no intentaba cazarlos, ni asustarlos siquiera, su estruendoso rugido era solo un vago recuerdo de su mente, ya no soñaba con ir tras de sus presas ni con correr libremente en sus dominios.

Sin embargo un día despertó enfurecido, intolerante, rabioso, no podía más, había recordado en sueños el cobarde ataque del puma, y con ello había regresado todas sus fuerzas para retornar y lograr nuevamente conseguir sus dominios, los monos asustados por el agresivo despertar permanecían en el techo de la gran jaula lejos del alcance de las garras del león, nunca habían visto a un animal tan furioso, con tantas ganas de libertad, ellos habían nacido para hacer lo que los demás hacen pese a que no había sentido en muchas de estas cosas, estaban acostumbrados a avanzar lento, pero el león no, el estaba acostumbrado a dominar vastos territorios, a alimentarse por sí solo, a descansar cuando se sentía cansado, a ser libre.

Los guardianes del albergue no querían soltarlo, ignoraban el sentido de libertad en el que el gigantesco felino había nacido, le pusieron tranquilizantes que aparentemente le hicieron efecto, pero el león utilizó la astucia que lo caracteriza cuando asecha una presa, se hizo el dormido, cuando todos los guardianes ingresaron para atarlo y doparlo aún más, el felino se puso en pie, los arrinconó contra las rejas de la jaula, dejándolos petrificados salió del lugar, rompió muchas puertas antes de respirar el aire de la libertad, y lo logró.

Los monos que se encontraban en la jaula, no conocían la libertad, para ellos sólo existían esas rejas, por lo que pese a estar abierta se quedaron dentro haciendo lo de siempre, lo que les habían enseñado, sin imaginar siquiera lo que existe fuera de ese reducido mundo adaptado.

A muchos kilómetros caminaba el león, pensativo ideaba formas de vengarse del puma, cuando al fin regreso, vio a pequeños leones que se abrían paso en lo que antes era sus dominios, no tuvo valor de negarles lo que él había aprendido a querer, su objetivo ya no era estar en sus tierras, sino vencer al puma que tal vez podría atacar a esos pequeños leones.

Cuando subió a las rocosas elevaciones de tierra donde habitaba el puma, lo halló huesudo famélico, muriendo de hambre, el noble rey de la selva demostró porque es que había logrado ese título y perdonó al debilitado felino que había perdido sus colmillos tras el cobarde ataque que puso en peligro la vida de ambos.