lunes, 7 de febrero de 2011

LUNA PERDIDA

La bebida había acabado con nuestros cuerpos, los parpados nos pesaron más que el plomo, él y yo caímos rendidos, pero Morfeo fue más cruel con él, lo llevó rápidamente a sus brazos, yo estuve acostumbrado a resistir el sueño, con algunos sentidos álgidos, sentí una voz;
- Ricardo ¿puedo hablar contigo?
- Ya voy – en mi mente me sentí excitado ante la sorpresa.
- Ven al patio – volvió a decir la voz
En ese instante, a oscuras salí a tientas de la habitación en la que minutos antes había acabado una botella de licor con mi amigo. Cuando salí, di un paso en el zaguán, el siguiente fue en el cielo, no aterrice hasta…un momento sigo volando, intentare bajar mi vuelo para contarles la historia.
No fueron los ojos en los que tantos años estuve sumergido intentando recordar el rostro que los sostenía, mucho menos el aroma que me los recordaba, fueron labios, furtivos, delgados, rosados, pasionales y amantes, los que me llevaron nuevamente a los dulces 16, en realidad creo que fue a los 13, cuando aun moría por ser el afortunado de recibir un beso de la mujer que amaba.
Extraña situación. Luna, es su nombre, tras conocerla no parece tan extraño que yo haya logrado estar fuera de la tierra, orbitando a su alrededor mientras nuestros labios se mantenían en contacto, segundos después, (hubiera deseado que fueran años) desperté y ya caminábamos desde el zaguán al patio, los rayos de su “tocaya” caían y dibujaban las hojas de higuera en el suelo y nos sentamos al pie de esta, junto al pozo de agua, le dije que la amaba, lo recuerdo y aún lo siento.
- Te amo - ella me escuchaba y no me creía, hubiera dado mi vida para que no me crea, pero lo hizo y yo también creí en mis palabras y en mis sentimientos, sentí que en la vida no importaba nada más que ser feliz, nada más que amar, que sentirse correspondido, que estar al lado de una mujer que te ama, y con la que soñaste tener toda tu vida, sentí que era la realidad, que había que vivir y que no existía ninguna otra realidad semejante a la que estaba viviendo.
La ame por muchas noches, incluso cuando no estaba llena, sino nueva, también en menguante y creciente, siempre la ame, nunca ame tanto y amén, pero la razón, la estúpida razón llegó y lo arruinó, yo un profesante de esta, no podía negarme a sus extensos brazos, ni a su sensual cabellera, la razón es la razón y punto, la amé y la dejé, partí, me fui sin mirar atrás, es mentira, ella se fue así tras mis justificaciones estúpidas y me quedé entre las sábanas y mis estupideces, solo la deje partir.No volvió atrás, nunca más, supe por primera vez, tras 19 años de amar y conocer el amor en todas sus formas, que fui el hombre más soso, por dejar partir al amor que siempre desee y que por azares de Dios o del diablo, tuve entre mis brazos; se fue y no volverá nunca más, se fue y nunca la olvidaré, se fue y simplemente se fue y se que nunca volverá, que seas feliz Luna Intensa, Dios te acompaña.