jueves, 20 de septiembre de 2012

El Puente de Diablo


Pacto “mi alma por más vida”

La astucia del Arequipeño engaña hasta a Satanás...

(recopilación)

Rubén Aguilar Z.

Hacía frío, una oscurecida tarde de agosto dejaba ver el último rayo naranja del sol en el horizonte, el redil de pequeñas ventanas y anchos muros apenas dejaba escuchar lo quejidos del joven sastre Benigno, buen esposo y padre responsable, las fiestas en el pueblo de Uchumayo habían causado su soledad aquel ocaso, su esposa y su pequeña hija lo dejaron descansando con su intenso resfrío para irse a visitar a la familia al otro lado del río.
Que solitario se sentía el ambiente en El Huayco, las pisadas de las vacas sobre el encilado se sentían como un crujir de papel arrugado en el oído, de pronto el sol ocultó su luz y dio paso completo a las sombras, la luna llena disfrazaba de plata las cantarillas, y Benigno sentía que no podía más, su intenso resfrío no era otra cosa que una fulminante pulmonía y ya estaba causando sus efectos, la fuerte tos y la dificultad para volver a inhalar e aire solo anunciaba una cosa. la muerte.
Una gota de sudor frío surcaba su frente con dirección a la almohada, el vapor saliendo por su boca lo acercaba cada vez más al final, en su último segundo consciente solo pensó – dejaré solo a mi mujer, a mi hija, no envejeceré al lado de mis amores, le vendería mi alma al Diablo y tener una oportunidad más para quererlas, amarlas, estar al lado de ellas… - en un breve suspiro se le fue la vida… 
¡¡¡Despierta!!! Le gritó una voz aguardientosa, muy áspera, el fenecido cuerpo volvió a la vida. Una gran interrogante se dibujaba en el rostro del sastre. Se levantó y volteó a ver el origen de la voz que lo devolvió a la vida, sus ojos se abrieron cual lámparas de carburo, hubiera empalidecido si estaría completamente vivo, pero no lo estaba.
- ¿En verdad estás dispuesto a dar tu alma?
- Sí y lo sostengo – dijo el moribundo.
- Umm, te ofrezco un trato, un año más de vida.
- ¿Qué quieres a cambio?
- ya lo has mencionado, tu alma. Así tendrás mucho tiempo para despedirte de ellas dignamente.
- Está bien, ¿dónde firmo?
 Una risa resonante y grabe retumbó los muros de quincha, era de satisfacción, un contrato firmado con una gota de sangre le aseguró al “Sajra” el alma del sastre.
Fue un año próspero, Benigno tuvo buenas cosechas, tuvo más trabajo de sastre que nunca, su familia estaba feliz. 365 días después del trato, nuevamente el sastre quedó solo en su hogar, esta vez por voluntad propia, pues esperaba visitas.
Nuevamente al atardecer, unos pesados pasos y el frío ambiente anunciaban la presencia del demonio – Hola Benigno, vengo a reclamar tu alma – dijo con su voz de ultratumba, el sastre se puso nervioso, pero pensó: “el Diablo por ser Diablo es seguro que le gustan las apuestas, le haré una que no podrá ganar”. Estoy dispuesto a pagar mi deuda, sin embargo no sé si te gustaría jugar un todo por el todo. Satanás lo vio fijamente – te escucho – le dijo.
-Yo te daré mi alma solo asegurándome que tú eres el Diablo, puede que seas solo uno de sus tantos súbditos que él tiene regados por el mundo y no quiero ser estafado.
-¿Estás dudando de mí?
-No, solo quiero asegurarme. Al ser el poderoso Rey de las Tinieblas imagino que no temerás que te haga una apuesta.
- ¿Una apuesta?- dijo mientras se tocaba la tosca barba – Acepto.
- Entonces te reto a que construyas un puente que cruce el Chili desde Uchumayo hasta el Huayco, tu sabes, ya que moriré quiero que mi esposa y mi hija lleguen pronto a casa y de la manera más segura a enterrarme.
- jajajajajajaaja eso es algo muy sencillo de hacer, recuerda quién soy.
-Bueno no es todo, puedes empezar de una vez, pero tendrás que acabar el puente antes que cante el gallo.
- Acepto tus términos, jajajajajaja, solo prolongas tu viaje, pero te daré gusto.
Tras tanto diálogo y acuerdos ya casi era la media noche, el sastre pensó que el Diablo no podría acabar, ya que tenía que ir hasta Añashuayco por el sillar, tallar cada bloque y hacer la mezcla de cal, sin embargo para asegurarse decidió espiarlo.
Sorprendido observó que Lucifer pronto tuvo el material a la orilla del río, y que ya se predisponía a hacer la mezcla, miró su reloj de leontina, ya eran las tres de la mañana y tenía listos los cimientos – tengo que hacer algo – dijo al ver que su treta no funcionaría.
El sastre ya sentía su alma fuera de su cuerpo por el temor a la muerte cuando de pronto una sonrisa casi diabólica se dibujó en su rostro, rápidamente corrió a juntar todos los espejos posibles, los de su casa, los de la casa de sus vecinos, vidrios rotos también servirían, formó un complicado apilamiento de cristales frente a las jabas de los gallos y encendió una lámpara de carburo, la luz se reflejó cada vez más intensa en cada vidrio, los aleteos le anunciaron al sastre que su idea funcionó y pronto sonó el primer kikirikiiiiiiii, el Diablo que ya había construido la mitad del puente no podía creer que estaba a punto de amanecer y consciente de haber perdido la apuesta simplemente desapareció, dejando el “Medio Puente”, que pese a haberse intentado terminar por mano humana, siempre colapsó dejando solo lo hecho por el Señor de la Oscuridad.
Carta del Infierno
Benigno, al llegar al infierno noté que faltaba mucho para amanecer, te devuelvo tu alma ya que fuiste el único ser humano que me ha logrado engañar, hoy sé que no volveré a hacer tratos con arequipeños que tienen el alma de hierro forjado, el corazón lleno de lava del Misti y sobre todo la astucia del chirote, espero tengas larga vida y saludos a tu esposa e hija, tus dos hermosos texaos.
El Diablo.