martes, 13 de noviembre de 2012

Mis demonios y yo

La intranquilidad que me provocaba la oscuridad y mi dificultad para respirar me hizo entender que nuevamente estaba bajo su presencia, mi corazón empezó a latir más rápido, mi desesperación mucho más, sentía que sus frías garras empezaban a tocar mi espalda, mientras una sonrrisa de ultratumba empezaba a hacer eco en mis oídos, entendí que me había seguido, que no me dejó ni lo dejé allá, en esa cripta que visité noches atrás.

 Mi cuerpo, casi paralizado, sin fuerzas para gritar y con impedimento explícito de relajarme, solo respondió con un leve movimiento de ojos, y pude verlo, otra vez, su pequeño cuerpo oscuro, sus escamas brillosas a la luz que entraba por la pequeña ventana, sus alas empezaron a brotar de las sombras, sus escasos 50 centímetros no justificaban el gran peso que ejercía sobre mi, se dio cuenta que lo vi, me mostró sus colmillos mientras me miraba fijamamente a los ojos, luego saltó y desapareció en la penumbra, solo entonces pude respirar y empecé a recuperar el movimiento de mi cuerpo, me levanté, encendí la luz y no volví a dormir... (ocurrido hace 48 horas)

1 comentario:

Sex Shop dijo...

Muy buenoooooo!!!!!!!!